La infertilidad afecta cada rincón de la vida... y muchas veces, lo primero que se resiente es la relación de pareja. Lo que antes fluía con naturalidad se vuelve incierto, tenso o incluso distante.
“La primera crisis”
Mientras una llora sin consuelo, el otro responde: “Tranquila, el próximo mes lo lograremos”. No es que no le importe, es que lo vive diferente.
El deseo sexual cambia. Cuando el sexo se convierte en una tarea dirigida por un médico, pierde su esencia de intimidad. Muchas mujeres empiezan a evitarlo porque ya no se siente como un acto de amor, sino como una obligación frustrante y esto desconecta.
Evitemos excluir al hombre del proceso. A veces, desde la misma clínica se les deja fuera. Pero ellos también tienen dudas, miedo, deseos. Quieren ayudar, pero no saben cómo. Involucrarlos les devuelve poder.
¿Cómo cuidar la relación en este proceso?
Hablen abiertamente de sus emociones, miedos y expectativas.
Eviten compararse o esperar que el otro lo viva igual.
Recuerden que están en el mismo equipo, aunque a ritmos distintos.
Busquen terapia de pareja si lo sienten necesario.